palabras

me dijiste
que las palabras enamoran
fatalmente
esas palabras,
encuentran su belleza
lejos, muy lejos.


buscan la novedad
y el encanto
y la tragedia.
nada quieren
del cautiverio de un nombre o dos
del devenir de los días,
de la finitud
y la muerte.


invariablemente
sé que soy escrito
por otras palabras.


y dios no es otra cosa que un lector piadoso,
eso en el mejor de los casos.
también yo he jugado a emular esa bondad.


para estremecer
el letargo
parecen aliarse
pero hay cierta afinación inusitada
que las delata,
cierta cordialidad extranjera
que me horroriza.


la soledad
las revela
buscando esa precisa
línea que impacte
toda mi materia,
en un solo estallido.


elemental es la fiebre del poema,
sacrificial, su éxtasis ajeno.


ahora mismo he abandonado
esa música,


y lo que sigue sonando es silencio.