Justo ahí.
Donde estallan las neuronas su implosión cicatrizada de sodio.
Donde habita el dolor nodal su condensada tripa blanca.
Justo ahí.
Espacio de sinapsis eléctrica, redondo y puro de cualquier calidez que mitigue.
Vertiginoso en su orgánica desnaturalización salina.
Justo ahí.
La matriz del dolor,
muerde su dentadura sincrónica.
Y abriendo ojos de porcelana te crecen largas pestañas.
Crispadas las terminales nerviosas,
apretada hasta la asfixia,
respirada hasta la asfixia.
Brutalmente vaciada.
La veloz mancha del dolor
trepa como mil arañas tu columna
y baja, mil veces más.