aquí están mis ojos y mis manos
enterrados en la arena
recuerdan el cuerpo de las sirenas
como se recuerda un sueño
que apenas alguna vez se tuvo
y el dulcísimo eco de sus voces
seguirá sonando siempre
arriba el sol cruza las horas
filtrándose entre la sangre seca
las llagas se inflaman al atardecer
y las frescas lunas siempre me curan.
de todas las tristezas
mi cuerpo se ausentó
tiempo atrás cuando comprendí.
varado estoy en la trampa
del deseo y la esperanza
inútil, intacta
hecha del abundante amarillo
y la celestial inmovilidad.
¿quién puede impedirme la felicidad?