Te llegan, sin saber de dónde,
palabras que refieren a la luna,
vagamente primero,
claramente después
¿son palabras o imágenes
que buscás contarte,
es tu típica manía
de recortar y enmarcar?
¿son del pasado, son sueños
que recordás por primera vez?
¿hablan de la infancia, de la soledad?
¿reflejan con su luz pareja
crestas del olaje de un mar visto
o por ver?
¿o solo es un enorme disco blanco
teñido de tonos crepusculares?
de aquí para allá
te surcan
las delicias de la incertidumbre
caminás mirando la tierra
respirás el ancho aire
del campo húmedo,
el olor de la lluvia
acomodás tus manos
entre los bolsillos
para esconderlas del frío,
el viento arremolina las hojas
y mece los árboles
tus pasos se alivianan
porque estás entero
compacto, fuerte, hombre
la luna ilumina tus pliegues,
tenés esa segunda piel
por la que resbala la noche
ves reflejos de plata
en la orilla del río
que vas dejando atrás,
pero tus movimientos
por un insondable misterio
descansan y se alejan
de las costumbres,
y ya no hay control
caés en la infinitud del flujo
descubrís que
éstás viviendo la vida
que vivieron los muertos
y que sus hijos vivirán
aquí, con vos,
ahora mismo
veloz la tormenta
cubre todo el cielo
entre relámpagos
mudos y lejanos.
y los segundos de espera
antes del trueno
la trama se rompe,
y sueltan lágrimas tus ojos
suaves, incesantes
Estás llegando a casa.